02 julio 2008

De la incertidumbre a la euforia.

02/07/08 Por Rodrigo Pardo "El Tiempo"

Este país es increíble. En cuestión de horas pasó de uno de los momentos de mayor incertidumbre institucional en muchos años, a uno de los de mayor euforia. Del choque de poderes a la liberación de Íngrid Betancourt, los tres estadounidenses y 11 solados y policías. Del borde del abismo a una plenitud de esperanza.

Pero más allá de la coyuntura, y de la enorme felicidad que produce el regreso a la libertad, la noticia tiene connotaciones históricas que se van a sentir por mucho tiempo. Si se había dicho que las Farc habían entrado al comienzo de su fin, a raíz de las muertes de ‘Reyes’, ‘Ríos’ y ‘Marulanda’, y de la entrega de ‘Karina’, este golpe es más duro que todos los anteriores. No porque las Farc vayan a ser exterminadas, ni porque en forma automática se abran puertas a un proceso de paz. Pero sí porque a las Farc envalentonadas y arrogantes, convencidas de que se podían tomar el poder por la fuerza, se les acabó el oxígeno. Como incluso lo reconoció el presidente Hugo Chávez, el proyecto de revolución armada no es viable.

En primer lugar, porque se trata de un operativo militar. La primera versión, del ministro Juan Manuel Santos, indica que se trató de una impecable acción que incluyó elementos cinematográficos de infiltración, engaño, inteligencia y audacia. Se irán conociendo más detalles en el futuro. Pero lo cierto es que el Gobierno logró derrotar los temores y desconfianzas que se habían acumulado en contra de los rescates a la fuerza después de las muertes lamentables del ex gobernador Gilberto Echeverri y de Guillermo Gaviria. Contra viento y marea, el presidente Uribe se salió con la suya.

El golpe también es muy significativo por la connotación política y el reconocimiento internacional de las personas rescatadas. Con Íngrid, los norteamericanos y los policías fuera de la selva, las Farc pierden la principal herramienta de manipulación con la que han jugado en los últimos años. Ahora podrían no contar con la atención de gobiernos extranjeros como Francia, ni con la interlocución de gobernantes interesados en cooperar en la búsqueda del acuerdo humanitario. La presión por el despeje de Pradera y Florida, en el Valle, le dolerá menos al Gobierno en la medida en que se ha reducido el número –y el peso– del grupo de secuestrados.

El golpe les llegó a las Farc en el peor momento. Es un bautizo de fuego para el nuevo comandante, ‘Alfonso Cano’, que no ha tenido tiempo de afianzar su liderazgo, ni de fijar políticas, y a quien los reveses en varios frentes le han cerrado muchas puertas. En el plan de rescate, si se confirman las primeras versiones, fue uno de los que cayó en la trampa de la infiltración del Ejército, pues su teléfono fue interceptado. Un mal comienzo para un jefe que deberá responderle a las bases por un mal paso.

Al presidente Uribe le llega la victoria en el momento más oportuno. Cuando estaba acorralado por las críticas a su propuesta de repetir las elecciones de 2006. No es la primera vez que el azar le pone en medio un salvavidas: basta recordar la increíble historia de Emmanuel, en diciembre pasado. O las revelaciones del computador de ‘Reyes’ justo cuando la comunidad internacional cuestionaba el ataque contra su campamento en territorio ecuatoriano. Uribe es un mandatario con suerte, como ninguno, y esta afirmación no le resta méritos al nuevo éxito de la seguridad democrática en la que se ha empeñado con dedicación, empeño y terquedad.

El regreso de Íngrid, y de sus compañeros de cautiverio, llena de felicidad al país. De eso no hay duda. Pero así como hace una semana había un clamor para que la crisis se enfrentara con sensatez, no sobra un llamado semejante para manejar la nueva euforia. Pensar, por ejemplo, en las decenas de colombianos que siguen en la selva. En el hijo de Moncayo y los demás soldados y policías. Que su falta de peso político, y su carencia de lazos con otros gobiernos y otros países, no los deje caer en el olvido.

por: RodrigoPardo